El perro Beagle: Una raza con tendencia al sobrepeso
El sedentarismo y una mala alimentación pueden acabar contribuyendo a la obesidad de tu perro, aprende a detectarlo y aplica estos consejos para evitarlo.
Aunque cada vez es más habitual encontrar personas que tienen un beagle como mascota en su hogar, lo cierto es que estos han sido utilizados tradicionalmente para la caza. Es decir, gracias a su gran olfato y su agilidad, han acompañado al ser humano en sus cacerías durante siglos. Sin embargo, desde que las grandes ciudades comenzaron a tener una mascota, muchos dueños de estos perros se han encontrado con el mismo problema: la obesidad.
Alimentación y ejercicio en el perro Beagle
Aunque estos animales son particularmente propensos a la obesidad, el verdadero problema suele estar detrás de los cuidados que se les da. Por un lado está el tema de la alimentación, por otro lado la falta de movimiento y el sedentarismo. Los beagles son generalmente perros ricos en calorías con un gran apetito. Una alta ingesta de alimentos que compensaría si tuvieran una buena dosis de ejercicio diario. Sin embargo, el sedentarismo, la falta de tiempo o el ritmo acelerado de vida que llevamos hace que, en muchas ocasiones, los paseos rutinarios que realizamos con nuestros perros en general, y los beagles en particular, sean bastante tranquilos y de bajo rendimiento. Un animal bien entrenado y en óptimas condiciones de salud puede soportar varias horas de ejercicio sin cansarse. Esto no quiere decir que el animal deba estar agotado, aunque para evitar la obesidad y todos los problemas (cardiacos, hepáticos, arteriales, respiratorios, musculares y óseos, entre muchos otros) asociados a ella, es más que recomendable hacer ejercicio con frecuencia con ellos.
¿Cómo detectar la obesidad en el Beagle?
No existe un peso específico e ideal para este tipo de perros. La construcción de cada beagle puede variar mucho. Según los expertos, existen hasta cuatro variedades en las que, aunque su fisonomía y aspecto físico son bastante similares, las diferencias radican principalmente en el tamaño, el color del pelaje y la calidad/textura del pelaje. De todos modos, y aunque se estima que deben pesar entre 12 y 15 kilos, algunos pueden acercarse a los 25 kilos. Esto no quiere decir que el perro sea obeso, ni mucho menos.
Si bien existen varios métodos para calcular el peso ideal de los perros en función de su edad y altura, una buena fórmula para saber si son obesos o no es simplemente fijarse en su aspecto físico. Por lo tanto, un perro sano, visto desde arriba, debe marcar ligeramente los huesos de la cadera. Si estos no son visibles y su torso se ve redondeado, es posible que tenga un poco de sobrepeso. Si son demasiado obvios, podría ocurrir lo contrario. Lo mismo ocurre con las costillas, estas deben ser fácilmente palpables al tacto. Por último, una mirada de soslayo debe ser definitiva y si no se aprecia la curvatura natural de su barriga y la figura es bastante redonda, tu perro tiene muchas posibilidades de ser obeso.
En cualquier caso, antes de poner a dieta a tu perro o de hacer ejercicio de forma descontrolada, acude al veterinario para que le haga un examen óptimo, modifique su dieta y recomiende las indicaciones y ejercicios más adecuados para controlar su peso y mejorar su prestigio a tu compañero de clase.